sábado, 19 de diciembre de 2009

Había una vez un país blindado...

La República
Mar, 20/10/2009
Por Nelson Manrique

De acuerdo con la reciente encuesta de Ipsos/Apoyo la popularidad del presidente Alan García se mantiene más bien baja: 26% de respaldo y 67% de desaprobación (El Comercio, 18/10/09). Alan García –según otra acreditada encuesta– ocupa el penúltimo lugar en la lista de popularidad presidencial de A. Latina –solo queda Cristina Kirchner después– mientras que varios de los presidentes a los que detesta (incluidos por supuesto Hugo Chávez y Evo Morales) duplican su popularidad y hasta la triplican. Esto es extraño, si se considera la opinión de la mayoría de los medios peruanos según la cual estamos económicamente muy bien y que somos uno de los países a los que mejor le ha ido con la crisis económica mundial. ¿Tiene esto alguna lógica? Un actualísimo artículo de Gerardo Saravia puede dar luz sobre la cuestión (“El milagro peruano”, Ideele, octubre de 2009).

Según Saravia, la afirmación de que vamos bien es una abierta falsedad: “Estamos entre los países que han sufrido la caída más brutal de su producción en lo que va del año. ¿De la región? Qué va: del mundo”. Esta realidad es encubierta presentando las cifras absolutas de producción, sin comparar cuánto se producía un año antes y cuánto se produce ahora. La contundente afirmación de Saravia es ratificada por la Latin American Consensus Forecast (LAC), cuyas cifras son crueles: nuestra caída este año (que estima en -8.3%), será solo superada por las de Uruguay (-8.6%), Argentina (-9%) y Ecuador y los países de Europa Oriental (-9.6%). Esto nos pone bastante por detrás de Colombia (-2.8%), EEUU (-3%), Asia Pacífico (-3.2%) y Chile y Bolivia (-4.6%).

Naturalmente, que la LAC acierte o se equivoque dependerá de cuál será la magnitud de la caída de la producción peruana durante el 2009, partiendo del 9% de crecimiento que se alcanzó el 2008, y sobre eso hay opiniones encontradas. Por supuesto, ya no se habla de un crecimiento de 7%, o de 5%, como lo hacían los voceros gubernamentales al terminar el 2008. Kurt Burneo, economista de la U. San Ignacio de Loyola, estima en el mejor de los casos un crecimiento que estará entre el 0.5% y el 1%, con el riesgo de sufrir una contracción en el primer trimestre del 2010. El jefe de Estudios Económicos del BBVA, Hugo Perea, prevé un crecimiento del 1% y el director ejecutivo del Instituto de Economía y Desarrollo de la Cámara de Comercio de Lima, César Peñaranda, calcula un 0.9%, considerando “muy difícil” superar el 1% (“Aún es muy pronto para hablar de recuperación”, La República, 17/10/09). Estos estimados no están lejos del 0.7% de crecimiento del que parte la LAC.

Las razones para pensar en un crecimiento cercano a 0% que pronosticó a comienzos de año Waldo Mendoza son respetables: de enero a agosto de este año las exportaciones peruanas se redujeron en -28.2% y sólo en agosto el sector manufacturero se contrajo en -9.83% (ídem). A esto debe añadirse la caída de la industria textil y la producción agroindustrial (-50%). Lo mismo sucedió en otras ramas: “Las industrias acumularon una serie de productos que no llegaron a vender y han tenido que reducir sus tasas de producción” (Saravia, ya citado, lamento decir que se basa en cifras oficiales). La inversión privada cayó en más de 40 puntos (de 21.04% a -20.8%) en un año. No nos salvó tampoco la oferta de convertirnos en “país refugio” para los capitales extranjeros: “Los flujos de inversión directa extranjera en el último trimestre del año pasado pasaron de 7.000 millones de dólares a cero. Luego se recuperaron un poco. Los nuevos proyectos de inversión se han cortado” (ídem).

Para Saravia, existe gran responsabilidad del gobierno en este desastre por la forma cómo afrontó la crisis: no respondiendo o respondiendo tarde, por el absurdo prurito de negar la realidad. “Cuando el Presidente decía que la economía peruana estaba blindada y que íbamos a ser refugio del capital extranjero, realmente se lo creía. Y el gobierno actuó de acuerdo con esta idea”.

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