viernes, 30 de octubre de 2009

Lista de prioridades en la economía peruana / Octubre 2009

Otro modelo económico


Dom, 11/10/2009
Por Pedro Francke
La República

Para terminar con el clima de conflictividad social que estanca la economía del país y nos mantiene en constante sobresalto político son necesarios cambios profundos al modelo económico neoliberal que hoy nos rige. A continuación una lista de prioridades orientadas a promover un crecimiento con mayor equidad y dinamismo tecnológico basado en nuestras propias fuerzas nacionales.

1. Más apoyo al agro y la industria

Alan García ha llevado al extremo la priorización de los sectores extractivos, que generan poco empleo y mantienen una economía desarticulada. A diferencia, la agricultura es la actividad económica de la que viven la mayor cantidad de peruanos, sobre todo los más pobres; y la industria tiene la mayor potencialidad de promover el avance tecnológico y los eslabonamientos entre sectores. Todos los países desarrollados, Estados Unidos, Europa y Japón, dan hasta hoy un fuerte apoyo a estos sectores. En el Perú, para promover su desarrollo, hay que defender el mercado interno de las importaciones que compiten deslealmente, y ampliar este mercado interno con mayores remuneraciones y mejor infraestructura vial.

2. Más desarrollo tecnológico nacional

El neoliberalismo piensa que sólo la inversión extranjera puede traer nuevas tecnologías y las deja en sus manos. Además, en el Perú somos de los que menos invertimos en el mundo en investigación y desarrollo tecnológico. Pero los países que más progreso económico logran en el mundo son los que logran capturar esas tecnologías para sus empresas, como hace China, y generar su propia tecnología. Debemos tener una política que aproveche nuestras relaciones con otros países para obtener tecnología, e invertir mucho más en ese rubro.

3. Más descentralización económica

El predominio del “libre mercado” ha traído crecimiento económico concentrado en Lima y partes de la costa, y casi ningún crecimiento a la sierra y selva. La explotación minera y petrolera que allí se ha asentado no ha traído desarrollo, como lo atestiguan Pasco, Hualgayoc o Huancavelica. La falta de infraestructura, los problemas del mercado y la falta de desarrollo tecnológico propio, han llevado a un escaso crecimiento del agro y la industria en estas zonas. La consecuencia es una enorme desigualdad económica entre regiones que produce una fractura social y que reproduce el centralismo: ahora, por decisiones tomadas en Lima, Cusco no tiene acceso a su propio Gas de Camisea. Cambiar esto pasa por permitir a las regiones que tomen decisiones en un marco de concertación con el sector privado, pero también por un plan nacional de desarrollo económico descentralizado en el que la infraestructura es clave.

4. Más promoción de la pequeña y mediana empresa

Si bien pueden traer progreso, las grandes empresas acumulan enorme poder económico, afectando la competencia; y político, logrando acceso a Palacio de Gobierno y obteniendo leyes a su medida. Ahora, para favorecer al Grupo Romero y sus plantas de etanol, todos pagaremos un sol más por los combustibles, afectando a los consumidores, pero también la competividad de la industria. Las pequeñas y medianas empresas son las que más empleo generan, son reflejo del emprendedurismo popular, llevan a un crecimiento de la clase media y a una mejor distribución del ingreso y del poder. Por eso es que el Estado debe concentrar sus esfuerzos de promoción en ellas, facilitándoles el crédito, abriéndoles mercados, transfiriéndoles tecnología y apoyando su organización gremial.

5. Más presupuesto social

El neoliberalismo peruano ha estado marcado por un enorme desprecio a las políticas sociales. Pero lo social también tiene una fuerza económica. La educación es necesaria para aprovechar y desarrollar nuevas tecnologías. Los sectores sociales son intensivos en empleo. Reducir los riesgos de la gente mediante la seguridad social incentiva a que se animen a invertir sus ahorros. Garantizar derechos sociales reduce la desigualdad y favorece la estabilidad política y social, dando confianza a los inversionistas. Para ello, la política social tiene que tener mayor prioridad presupuestal, lo que pasa por una reforma tributaria.

6. Más sostenibilidad ambiental

Priorizar la extracción de minerales, petróleo y madera, sin una regulación ambiental adecuada, ha llevado a cuantiosos daños ambientales. A lo que hay que sumar el calentamiento global, frente al cual somos el tercer país más vulnerable del planeta, estando la costa en grave riesgo de sufrir escasez de agua, la que ya amenaza la agricultura iqueña. El crecimiento económico tiene que hacerse dentro de un marco de estricta regulación ambiental, y los planes de desarrollo tienen que prepararnos frente a los enormes cambios ambientales que viviremos las próximas décadas. Frente a la pura extracción de recursos agotables como la minería y los hidrocarburos, hay otras alternativas económicas como el ecoturismo, la captura de gases de efecto invernadero o el aprovechamiento de nuestra biodiversidad que sí son sostenibles.

7. Derechos laborales

El “libre mercado” ha llevado a trabajadores sin derechos y con bajos salarios. Esta política del “cholo barato” reduce el mercado interno, frena la capacitación y desincentiva el avance tecnológico. Cambiar esto pasa por permitir la sindicalización, favorecer la negociación colectiva con justicia y promover la capacitación laboral.

8. Más política económica anticíclica

No estábamos blindados ante la crisis. El mayor problema fue el neoliberalismo del gobierno, esa confianza absoluta en el crédito y los capitales privados moviéndose de un país a otro sin ninguna regulación. Está claro en todo el mundo que eso fue un grave error. A futuro, la política económica más importante tiene que ser la de mantener la estabilidad macroeconómica, actuando con inteligencia y a tiempo para evitar, no sólo la inflación, sino también las recesiones.

Amazonía: La Ilusión de los modelos dominantes

Amazonía: dos modelos en pugna

La República
Dom, 14/06/2009
Por Pedro Francke
Profesor del Dpto. de Economía de la PUCP

La magnitud del conflicto amazónico solo puede explicarse porque expresa el conflicto entre dos modelos de desarrollo en pugna.

El modelo primario-exportador, de extracción de materias primas, ha sido llevado a su extremo con la política neoliberal.

Si en la sierra lo que ha sido dominante ha sido la minería, en la selva ha sido el petróleo y el gas. Pero en ambos casos, sierra y selva, minería y petróleo, los efectos económicos y sociales han sido similares: muy pocos empleos generados; severos efectos ambientales que impactan sobre la salud de la población; y deterioro de la agricultura y la pesca de la que viven los indígenas, mestizos y campesinos de esas zonas. En la selva, esto se agrava con la extracción salvaje de madera y oro, con amenazas a futuro provenientes de las nuevas concesiones mineras y para etanol.

En ambas regiones hay casos emblemáticos. En la selva, la zona del río Corrientes explotada por Pluspetrol, ha generado que más del 90% de los niños tengan niveles tóxicos de cadmio en la sangre; en la sierra, ha sido Doe Run en La Oroya el que se lleva el premio. En ambos casos, se ha logrado alguna vigilancia ambiental gracias a la presión ciudadana, pero las empresas y el estado incumplen los compromisos asumidos de limpieza y reparación de los daños ocasionados.

“Perro del hortelano”

La teoría del “perro del hortelano” de Alan García lleva al extremo este neoliberalismo. Según lo escrito por nuestro Presidente, todos esos efectos ambientales negativos no existen, porque “en la actualidad las minas conviven con las ciudades sin que existan problemas…” (seguramente se refiere al caso de La Oroya, ¿o será a Cerro de Pasco?). A su juicio, los indígenas no basan su economía en esas tierras: “Hay millones de hectáreas que las comunidades y asociaciones no han cultivado ni cultivarán, además cientos de depósitos minerales que no se pueden trabajar”, ¿de qué creerá García que viven los indígenas y campesinos?, ¿del aire?

Progreso y oportunidades

El propio Antonio Brack Egg, actual ministro (desaparecido) del Ambiente, nos mostró en decenas de reportajes las posibilidades económicas de la selva peruana.

Varias de estas experiencias se desarrollan con los indígenas. En Madre de Dios, hay negocios de turismo ecológico hechos en convenio entre empresarios extranjeros y comunidades nativas. En la selva de Loreto, hay pueblos indígenas explotando de manera sostenible la madera. El desarrollo de piscigranjas, por parte de comunidades nativas, ha sido favorecido por nuevas tecnologías del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) y promovido por gobiernos regionales como el de San Martín. Comunidades awajún han avanzado en su actividad productiva con piscigranjas y mejoras de su cultivo del cacao apoyados por la ONG SAIPE. La propia AIDESEP, hoy reconocida por representar a los indígenas y organizar su movilización, tiene décadas de experiencias exitosas en proyectos de salud y educación.

Hay, además, una gran riqueza por aprovechar en nuestra amazonía. El bosque es un sumidero de carbono, prestando así un gran servicio a la humanidad en estos tiempos de calentamiento global, servicio que debe ser pagado por los países desarrollados que son los grandes contaminantes. La biodiversidad nos puede permitir desarrollar muchos productos de gran valor, sobre todo medicinales, nutricionales y de cuidado personal.

Aprovechar la riqueza ecológica de la amazonía, priorizando sus recursos renovables en vez de limitarse a extraer petróleo, oro y madera “a la mala”, tiene como gran ventaja su sostenibilidad. El petróleo y el oro, con toda seguridad, se acabarán. El bosque, si se le cuida, no.

Petróleo: ¿de todos los peruanos?

El último argumento de Alan García es que el petróleo es de todos los peruanos, y que 400 mil nativos (así dice él en su desinformación o demagogia) no pueden ir en contra de 26 millones de peruanos.

Bueno, yo soy parte de esos millones de peruanos que no somos indígenas. Pero resulta que cuando se vende la empresa Petro-Tech, que extrae el petróleo peruano, su dueño el sr. Kallop dejó de pagar US$ 270 millones de dólares de impuestos. Así lo estableció una Comisión Investigadora del Congreso dirigida por un aprista, es decir, no de la oposición sino del gobierno. Pero no se ha movido un dedo para cobrar ese dinero. ¿Tendrá esto alguna relación con los vínculos de Mr. Kallop con la campaña electoral de Alan García que un medio de circulación nacional revelara semanas atrás?

Además, por cierto, prácticamente toda la explotación petrolera en el Perú es hecha por trasnacionales. Petroperú ya no explora ni explota petróleo, como sí lo hacen ENAP de Chile, Pemex de México, Petrobras de Brasil o Ecopetrol de Colombia, para hablar solamente de países vecinos que no registran cambios políticos más nacionalistas como Venezuela, Bolivia o Ecuador.

Además, cuando se concesionaron los lotes petroleros, el ex ministro y congresista aprista Rómulo León, junto con el aprista Manuel Químper vicepresidente de Perúpetro, y el sr. Fortunato Canaán a quien el ex premier aprista Jorge del Castillo visitaba en su suite y que hacía costosos regalos al ex ministro aprista Hernán Garrido-Lecca, hicieron un “faenón”.

¿Disculpe, Sr. García, ese petróleo que pertenece a los 26 millones de peruanos, podría decirnos más o menos cuánto nos beneficia a los 25 millones 999 mil 900 peruanos que no somos del cogollo del gobierno? Lo cierto es que los impuestos y regalías pagados por el petróleo en las últimas décadas no llegan ni al 5% de los ingresos del Estado.

Democracia y economía

Pero la gran cuestión en debate hoy es si cualquier propuesta de desarrollo para la selva peruana puede hacerse en contra de sus habitantes, indígenas y mestizos. Para el neoliberalismo extremo, como el petróleo y el oro valen mucho, no importa que su explotación les cueste la vida a los pueblos que allí habitan desde milenios atrás. Al extremismo ideológico le sale su vena autoritaria.

Hay otra posibilidad. La de un desarrollo de la amazonía y de la sierra que sea económico y social, con su gente y no contra ella, mediante acuerdos y no puras imposiciones, que respete el medio ambiente y sea sostenible. La extracción de petróleo, oro y madera pueda darse, en este esquema, de una manera limitada, cuidadosamente regulada y en acuerdo con los pueblos indígenas. Solo así, la riqueza de nuestra amazonía servirá para que la mayoría de peruanos, y sobre todo los más pobres, se vean beneficiados por esa riqueza que, como dice la Constitución, le pertenecen a la Nación, y no al señor Alan García.

Este artículo lo puede leer también en: http://aeperu.blogspot.com/

El Petróleo como Pretexto

Conflicto amazónico

La República
Mar, 26/05/2009
Por Pedro Francke
Economista

Todos sabemos que la verdadera causa de la guerra de Irak fue el petróleo. George W. Bush desató esa guerra aduciendo que había allí armas de destrucción masiva, y no las había. Las verdaderas razones de esa guerra fueron asegurarse el control de las enormes reservas petroleras de Irak y, de paso, convencer a algunos millones de estadounidenses a que votaran nuevamente por Bush.

No ha sido, sin duda, la primera guerra del petróleo. Se cuentan por docenas los conflictos armados causados por el oro negro. Lo que se ha discutido poco en el Perú es que nuestro último gran conflicto interno, el de los pueblos indígenas de nuestra amazonía, tiene esa misma razón.

El gran reclamo de esos pueblos amazónicos es la derogatoria de una serie de Decretos Legislativos que permiten que los territorios donde esos pueblos viven sean expoliados de sus recursos con mayor facilidad. Tratando a los indígenas como “perros del hortelano”, los Decretos facilitan que sus bosques sean depredados y sus aguas contaminadas. Pero el asunto de fondo es el empecinamiento de Alan García en explotar todo el petróleo que hay allí, a como dé lugar, rápidamente. Por cierto, lo que pasa con el petróleo en la selva es parecido a lo que pasa en gran parte de la sierra con la minería: fierro a fondo con la explotación, aunque eso se haga violentando leyes, afectando a los pueblos allí asentados y con enormes costos ambientales y de salud. En varios casos, los mismos Decretos Legislativos también favorecen ese proceso con la minería.

La anterior huelga amazónica logró la derogatoria de los Decretos Legislativos 1015 y 1073 que legalizaban y profundizaban la política de otorgar concesiones sin diálogo con los pueblos indígenas. Pero siguen vigentes otros decretos, como el Decreto Legislativo 1089 que permite que vía Cofopri sus tierras les sean arrebatadas (lo que también le puede suceder a los campesinos de la sierra). En la anterior huelga, el gobierno prometió revisar estos Decretos. Solo tras ardua lucha, se logró que la Comisión de Constitución del Congreso aprobara la inconstitucionalidad del DL 1090, pero los parlamentarios apristas han maniobrado para demorar su discusión y voto en el Pleno.

El principal reclamo de los indígenas de nuestra amazonía es que los territorios sobre los que tienen derechos, el bosque del que depende su supervivencia, sean respetados. Engañados por el gobierno y enfrentados a una situación extrema, la fuerza de su movilización solo puede asombrar a quienes quieren cerrar los ojos a la realidad. ¿Hasta cuándo en el Perú los pueblos indígenas esperarán por el respeto que se merecen como cualquier otro ciudadano? La actual protesta indígena se explica porque su salud y su vida están amenazadas, y tienen la ley de su parte. Pero reconocer que tienen la razón facilitaría además promover otras opciones de desarrollo amazónico basadas en el aprovechamiento del agua, el bosque y la biodiversidad en alternativas como el turismo ecológico, la venta de la captura de gases invernadero y los bionegocios. Cosa que este gobierno, con grandes señales de corrupción asociada a las inmensas riquezas de nuestros recursos naturales y con falta de respeto a las comunidades campesinas y nativas, a quienes con desprecio llama “perros del hortelano”, no está dispuesto a hacer. Hace falta otro gobierno en el que la economía sea puesta al servicio de la persona humana y no como está ocurriendo hoy.

Petróleo: Causa del "baguazo"

Petróleo: La causa del conflicto

La República
Jue, 21/05/2009
Por Pedro Francke
Economista, PUCP

La causa del conflicto en la Amazonía es el empecinamiento de Alan García en explotar todo el petróleo que hay allí, a como dé lugar, rápidamente. En una sola ronda de licitaciones otorgó concesiones para la explotación petrolera hasta que estas alcanzaron 49 millones de hectáreas de la Amazonía, el 72% de su territorio. Brasil, cuya área amazónica es mucho mayor que la nuestra, no tiene concesiones petroleras ni por la séptima parte que el Perú. Mucho menos Colombia, que también tiene un gobierno de derecha y neoliberal.

¿Es esta la mejor estrategia para nuestra economía? Recuérdese que el petróleo sólo puede extraerse, y venderse, una vez. Se agota. Es verdad que podríamos sacar el petróleo y luego invertirlo juiciosamente en favor de las generaciones actuales y futuras, pero cuando todo ese dinero está en manos de nuestros gobernantes, puede desaparecer con facilidad.

La corrupción prevaleciente en el Perú, como lo mostraron los petroaudios de Rómulo León y el “faenón”, indican que mejor es no sacar todo el petróleo a la vez, sino paulatinamente. Como dice el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz: “El subsuelo puede ser el mejor sitio para guardar esta riqueza, sobre todo si existe el riesgo de que el gobierno use esos ingresos para sus propósitos antes que para el bien público” (*).

Por otro lado, el haber concesionado de golpe enormes territorios tampoco es buena política. Refirámonos a Stiglitz nuevamente: “Cuando la competencia por los recursos es limitada –y sobre todo cuando se sabe que es limitada– el precio que prevalecerá será menor. Una forma de limitar la competencia es licitando súbitamente un gran número de lotes –aumentando la oferta de tal manera que la demanda por cada lote sea limitada” (*).

Imagínese, amigo lector, que usted fuera dueño de 50 edificios en Lima. ¿Remataría todos los departamentos en un solo día, vendiendo a cualquier precio? Ni siquiera en la bolsa de valores, donde hay miles de compradores, un inversionista pone a la venta cantidades muy grandes de acciones de la misma empresa en un solo día. Eso lo sabe hasta el corredor de bolsa más novato. Pero ese remate acelerado es precisamente lo que hizo este gobierno en el “faenón” del petróleo. Este remate se ha realizado sin ningún diálogo con los pueblos indígenas, por lo que violenta convenios internacionales suscritos por el Estado peruano. La explotación petrolera viene generando, además, costos ambientales con efectos sobre la salud de los pueblos indígenas. En las 34 comunidades nativas de la zona de los ríos Tigres y Corrientes, donde opera Pluspetrol, el Ministerio de Salud encontró que el 98% de menores sobrepasa los límites aceptables de cadmio en la sangre. En muchas zonas, la explotación petrolera o maderera ha afectado la pesca y la caza, actividades básicas para la sobrevivencia de estos pueblos.

La actual protesta indígena se explica porque su salud y su vida están amenazadas y tienen la ley de su parte. Pero reconocer que tienen la razón facilitaría también promover otras opciones de desarrollo amazónico basadas en el aprovechamiento del agua, el bosque y la biodiversidad en alternativas como el turismo ecológico, la venta de la captura de gases invernadero y los bionegocios. Todo ello debe hacerse consultando a los pueblos amazónicos, nunca imponiéndoles a sangre y fuego decisiones tomadas en la capital.

(*) J. Stiglitz: “The role of the state” en J. Sachs, J. Stiglits y M. Humphreys “Escaping the resource curse”, páginas 15 y 31, traducción propia.

Este artículo también lo puede leer en http://aeperu.blogspot.com/

Optimismo Económico Presidencial :¿Vanas Ilusiones?

Del optimismo a la mentira


Mar, 14/04/2009
Por Pedro Francke
Economista, PUCP
La República

“Dios me ha dado la capacidad de convencer a las personas, incluso a los que dudan, porque este año va a ser grande y sólido”, dijo el presidente Alan García hace dos semanas.

Las cifras oficiales cumplen un rol importante en este convencimiento. Por eso la proyección oficial del Banco Central de Reserva del Perú (BCR) y del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) es que la economía peruana crecerá 5% este año, aunque los cálculos parciales de ambas instituciones no coinciden, milagro que solo puede explicarse porque están hechas a la medida.

Pero la semana pasada, ya el Banco Mundial reconoció que la economía peruana podría crecer solamente 1.8% y un banco internacional ya proyecta un crecimiento de solo 0.9%. Las proyecciones oficiales empezaban a hacer agua.

Tal vez por eso, el primero de febrero el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) anunció que el Producto Bruto Interno (PBI) en enero creció 3.14%. Bastante menos que el 5% anual ofrecido, pero aún claramente positivo.

La cuestión es que, sometida a escrutinio, la cifra del INEI no se sostiene. En el debate empezó al observarse que el rubro de “otros servicios”, según el INEI, creció casi al 6%, y la suma de todo el resto, apenas 1.5%. Pero el PBI de “otros servicios” tiene muy poca información real: se calcula básicamente con fórmulas a partir del resto. ¿Cómo entonces resulta tan diferente?

Luego, Farid Matuk (ex jefe del INEI) encontró que para la entidad oficial el rubro “alquiler de viviendas” crece todos los meses, con o sin crisis, a la misma tasa. Y mostró cómo los datos del PBI del sector transportes en la hoja de cálculo del INEI claramente han sido manipulados para hacerlos crecer artificialmente.

Muchos misterios quedan, porque el INEI ha ocultado la forma como calculaba antes el PBI para impedir las comparaciones, que son indispensables. Parece que el actual jefe del INEI (Renán Quispe) que fue subjefe en la época de Fujimori –cuando el ocultamiento y la mentira eran práctica corriente en el Estado– ha entrado al túnel del tiempo y ha regresado a los noventa.

Pero ya está claro que la cifra del 3.14% no es verdad. Algo parecido a los 3 trillones de dólares en préstamos que los bancos norteamericanos decían que eran muy seguros, triple A, y que hoy no valen casi nada. En realidad ni siquiera se sabe realmente cuánto valen: igual que las cifras del INEI.

Pero sería demasiado ingenuo pensar que esto es asunto del INEI. Más lógico sería pensar que las órdenes sobre los datos estadísticos vienen de arriba, de quien cree que la clave para superar la crisis económica es convencernos de que todo va bien usando un don especial que Dios le dio. La manipulación de las proyecciones de crecimiento y de las cifras estadísticas es parte de la estrategia de convencimiento de Alan García, quien parece no haber entendido que la mentira tiene patas cortas.

Este artículo también lo puede leer en http://aeperu.blogspot.com/

Libre Mercado y sus problemas

“Mientras más libre mercado, mejor”

La República
Dom, 15/03/2009
Por Pedro Francke
Profesor de la PUCP

"Mientras más mercado libre y menos Estado, mejor”, es la fe ciega que ha inspirado las políticas económicas durante 20 años en Estados Unidos y muchos otros países, incluido el Perú. Esta visión neoliberal ha generado mayor desigualdad en el mundo, ha creado un enorme problema ambiental y ha dejado más vulnerables a los trabajadores y a los pobres. En el Perú, el neoliberalismo logró cierto crecimiento económico, pichicateado en los últimos años por la mayor burbuja internacional de precios de los minerales que se haya visto en la historia. Pero la salud, la educación y la seguridad social no mejoraron, la exclusión y desigualdad se agravaron, y los problemas de contaminación ambiental se multiplicaron.

La crisis cuestiona frontalmente la ideología neoliberal

La crisis internacional ha echado por tierra esta idea de que mientras menos regulado esté el mercado y más chico sea el Estado, mejor. ¿Cómo puede hoy decirse que las empresas privadas operando en el “libre mercado” son muy eficientes, cuando los bancos y aseguradoras han perdido solo en Estados Unidos unos 3,6 trillones de dólares, 3,6 millones de millones de dólares, de dinero que el público les confió? ¿Cómo puede pensarse que el sistema de la propiedad privada desregulada es el mejor, cuando los accionistas dueños de Citigroup han perdido el 95% del valor de sus acciones – y hubieran quebrado si no fuera por el rescate gubernamental – mientras su gerentes se han pagado sueldos y bonificaciones de millones de dólares?

¿Cómo puede Jaime Cáceres Sayán, hasta hace poco presidente de la Confiep, seguir diciendo que la empresa privada libre es muy eficiente, cuando ING, dueña de la AFP Integra para la cual él trabaja, ha tenido que ser rescatada por el gobierno holandés con US$ 13,400 millones de dólares? ¿Y cuando los afiliados al Fondo 3 de las AFPs hemos perdido el 42% del valor de nuestro fondo durante el 2008, pero nos siguen cobrando las mismas elevadísimas comisiones? Cáceres Sayán defiende el libre mercado...a excepción de dejar en libertad a los que estamos en AFPs de salirnos de ese oligopolio.

Aunque la crisis internacional ha echado por tierra el neoliberalismo, eso no ha arredrado a algunos periodistas ideologizados como Juan Carlos Tafur. Ha argumentado que “la causa central de esta crisis es el monumental fracaso regulatorio antes que (…) atribuírselo al mercado”. Es justamente al revés: la crisis no se produjo porque hubiera demasiada regulación, sino porque esta fue muy poca, ¿o acaso los bancos norteamericanos daban préstamos hipotecarios subprime porque los obligaban?

Pero Alan García sigue en la extrema derecha neoliberal

El modelo neoliberal sigue aplicándose en el Perú. Los TLCs con Estados Unidos, China y Chile nos amarran a este modelo dando total libertad a la inversión extranjera. El Perú no podrá impedir que empresas chilenas asuman el control de empresas privadas en puertos, aeropuertos u otros servicios estratégicos (lo que Chile sí puede hacer) y les da derechos especiales a sus empresas a reclamar ante tribunales internacionales. Con estos TLCs, estaremos obligados a permitir la libre salida de capitales, precisamente cuando se hace evidente que esta movilidad de capitales ha sido uno de los factores de desregulación financiera que ha provocado y profundizado la crisis internacional.

Pero el gobierno de García no solo nos amarra en la propuesta neoliberal con los TLCs. También entrega servicios públicos críticos a empresas privadas en condiciones inadecuadas. El caso del proyecto Taboada es aleccionador. Según Brack Egg, esta obra nos costará US$ 150 millones de dólares al Estado, más otros 100 millones anuales a los usuarios. Se suponía que era para que no se siga contaminando el mar de Lima con los desagües, pero ni la Dirección General de Salud Ambiental ni el ministro del Medio Ambiente saben nada del tema. ¡Al ministro Brack ni siquiera le han querido dar el contrato por “razones de confidencialidad”! La forma de licitación escogida no establece las mejores condiciones para la segunda etapa que serviría para reutilizar las aguas tratadas.

Ahora viene la privatización del puerto de Paita, donde nuevamente se entrega un monopolio bajo condiciones de altas tarifas, asegurando las ganancias a las empresas privadas y cargando todos los riesgos al Estado. El fondo del asunto es que este gobierno sigue creyendo que mientras menos regulación y más ventajas a las grandes empresas, mejor, aunque se trate de un servicio público.

No son los primeros casos de concesiones mal hechas en el Perú. Así sucedió con la mal llamada “Vía Expresa” del Callao, donde sin que se hayan hecho mejoras nos cobraron peaje durante años a beneficio de la empresa favorita de Alex Kouri. Así sucede con el gas, que al aprobarse la exportación para que haga negocio una gran empresa asesorada por PPK, ya no podrá abastecer el mercado interno provocando el alza de tarifas eléctricas.

Tampoco son estos los únicos problemas del “libre mercado” en el Perú. La resistencia de Alicorp, del Grupo Romero, que controla el 60% del mercado nacional de aceites, a rebajar sus precios a pesar de la caída de los precios internacionales, es también reveladora. En nuestro país, no son pocos los casos en los que el “libre mercado” resulta ser un mercado controlado por unos cuantos oligopolios, con el Estado apoyando ese control o haciéndose la vista gorda.

Un nuevo equilibrio

La realidad mundial ha demostrado que el neoliberalismo es una mala política para el desarrollo de las naciones y el bienestar de sus habitantes. La crisis ha revelado con toda su crudeza los grandes problemas del neoliberalismo. Un mayor equilibrio entre mercado y estado, entre ganancias privadas e interés público, entre lo económico y lo socioambiental, es necesario.

Las recientes medidas de Barack Obama estableciendo impuestos a las sobreganancias petroleras, impulsando tecnología “verdes”, aumentando el gasto social y avanzando hacia un sistema de aseguramiento universal en salud, son un cambio – aún insuficiente– en este sentido.

En el Perú, sin embargo, todavía reina el neoliberalismo que ha llevado a este “capitalismo de amigotes”. En el que el “libre mercado” es en realidad un mercado dominado por oligopolios y se entregan concesiones monopólicas con grandes ventajas a las transnacionales a costa de los peruanos. Solo un gobierno comprometido con los peruanos y una ciudadanía activa podrán cambiar eso.

Este artículo lo puede leer también en: http://aeperu.blogspot.com/

jueves, 29 de octubre de 2009

Se Advirtió: No estamos Blindados

Propuesta de programa anticrisis

La República
Dom, 18/01/2009

Por Pedro Francke
Economista de la PUCP

No estamos blindados. Esa es la realidad y la crisis afectará fuertemente al país y a los más pobres, por ello esta es nuestra propuesta para hacer frente a la crisis que ya tiene incidencia en el empleo. Entre los objetivos de un plan popular anti-crisis están: I. Mantener un crecimiento del 5% anual en 2009 y 2010. II. Lograr un déficit en cuenta corriente de no más de 1% del PBI y una pérdida de reservas de no más de US$ 5 mil millones adicionales. III. Mantener los niveles de empleo y salarios y defender los ingresos campesinos y de pequeños productores agropecuarios. IV. Evitar un aumento en las cifras de pobreza y mejorar las redes de protección social, la educación y la salud. V Evitar que los conflictos sociales se multipliquen y agudicen, poniendo en riesgo la gobernabilidad y la inversión.

Política Fiscal

A. Aumentar el gasto público en infraestructura, pequeñas obras con empleo temporal y gasto social del orden del 2% del PBI (US$ 2,500 millones) en el 2009. De esta manera se mantendría la demanda interna, se promovería el desarrollo y se protegería a los más pobres.

B. Rebalancear los ingresos tributarios en un sentido redistributivo y reactivador, reduciendo los impuestos y aportes al fondo de estabilización de los combustibles (con lo que se reducen los precios de los carburantes), y aumentando los ingresos provenientes de aranceles (reestableciendo los vigentes a julio 2006 y postergando la aplicación del TLC con Estados Unidos y China) y sobre tasas anti-dumping. Establecer también un impuesto extraordinario al patrimonio de las empresas mineras, como forma de captar ingresos de este sector que obtuvo ganancias extraordinarias en años anteriores.

Política monetaria

C. Mantener la política orientada a evitar una reducción del crédito proveyendo de liquidez a los bancos. Si resultara necesario un apoyo de capital (patrimonio) de los bancos, otorgarlo a condición de una participación estatal en su accionariado y directorio. Establecer programas especiales para dar crédito al agro y las mypes, y para refinanciar a quienes lo necesiten, buscando una reducción de los intereses a estos sectores. Establecer un programa especial para ampliar los créditos hipotecarios a sectores de bajos y medios ingresos, para reconvertir los créditos existentes de dólares a soles, y para evitar un alza de tasas de interés en este sector.

D. Permitir un aumento paulatino y moderado del tipo de cambio, aumentando así la competitividad de la producción nacional y apoyando el equilibrio en el sector externo.

Empleo y salarios

Defender el empleo y los salarios es una política de justicia social, debido que en los últimos años las utilidades empresariales subieron fuertemente sin que mejorara la situación de los trabajadores. Pero es también una medida anti-crisis, ya que si el empleo y los salarios caen, eso reducirá aún más el mercado interno, y con ello las ventas empresariales, de microempresas y de agricultores.

A. La principal medida de protección del empleo y los salarios es mantener la demanda, con el mayor gasto público y defendiendo el mercado interno.

B. Debe iniciarse en el muy corto plazo un programa de empleo temporal en pequeñas obras públicas, tipo “A Trabajar”. Debe concentrarse en las regiones más afectadas por la crisis, como las ciudades de la costa donde se concentra la agroexportación.

C. El empleo público debe mantenerse y ampliarse en las áreas sociales, en especial debe reforzarse la educación en todos sus niveles, la salud pública, los wawasis, los centros de emergencia mujer, con horarios extras de atención cubiertos por nuevos contratados.

D. Un programa especial de protección del empleo puede incluir la suscripción de acuerdos tripartitos por rama, con empresas y trabajadores en sectores afectados por la crisis, mediante los cuales por un plazo de un año el estado pague las contribuciones a la seguridad social correspondientes hasta el salario mínimo, a condición de que no se reduzca el empleo, los salarios ni los beneficios laborales.

E. El Ministerio de Trabajo deberá activamente fiscalizar el cumplimiento de las obligaciones laborales de las empresas, impidiendo despidos injustificados. Para ello, deberá contratar más inspectores y trabajar en estrecha vinculación con los sindicatos y centrales sindicales.

F. Durante dos años, las AFP deberán suspender su cobro de comisiones, lo que elevará los sueldos y salarios en 1.8%. Los cobros realizados en los 15 años anteriores cubren largamente los costos de atención en este periodo.

G. Derogar el DL 1086 que permite a las empresas medianas dejar de pagar dos sueldos anuales en beneficios laborales a sus trabajadores.

Agricultura

A. Defender el mercado interno, permitiendo así que los productores agropecuarios tengan sus mercados y sus precios de venta no caigan tanto, es la principal medida anti-crisis en el agro. Para ello, el aumento del gasto fiscal y la defensa de los salarios son básicos. Junto a ello, la reducción de precio de los combustibles disminuirá los fletes y por tanto los márgenes de comercialización entre la chacra y los mercados urbanos. Medidas específicas para el agro deben ser el reestablecer franjas de precios y sobretasas de salvaguarda ante las importaciones subsidiadas en EEUU y en Europa.

B. La úrea y otros insumos agropecuarios mantienen altos precios internos a pesar de la caída de precios internacionales. El gobierno debe regular forzando a la reducción de precios.

C. Los agricultores están particularmente afectados por la crisis debido a que los monopolios e intermediarios abusivos la aprovechan para sacar ganancias extradorinarias: “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Ante ello, debe tomarse medidas anti-monopolio, particularmente en productos como el algodón y la lana de alpaca, y promover la asociatividad de los productores para que puedan comercializar directamente y/o tener mejores condiciones de negociación con los intermediarios. El Estado deberá promover ferias agropecuarias en las principales ciudades y actuar directamente en el mercado de ser necesario.

D. La crisis puede llevar a muchos agricultores a la quiebra, con el riesgo de que pierdan sus tierras ante los bancos. Frente a ello, los agricultores necesitan facilidades para obtener y refinanciar créditos. Se debe reforzar el Agrobanco y establecer líneas de crédito a la banca comercial y las cajas rurales para que puedan mantener y ampliar sus créditos a tasas preferenciales. Una línea especial debe plantearse para apoyar a aquellos agricultores que, haciendo caso al gobierno, se ha pasado a productos como el espárrago cuyo precio se ha derrumbado.

E. En esta situación de gran dificultad y tensión, el gobierno debe retroceder y derogar los DLs que amenazan a las comunidades campesinas con la pérdida de sus tierras, agua y recursos en manos de empresas mineras y grandes corporaciones. Los DLs que centralizan la gestión del agua quitándosela a los agricultores también debe ser derogada.

El martes, la última parte de la propuesta que comprende a las mypes, y el plan de protección social y políticas sociales.

Este artículo lo puede leer también en: http://aeperu.blogspot.com/

Propuestas de programa anticrisis (parte 2)

Mar, 20/01/2009


Por Pedro Francke
Economista

1. Micro y pequeñas empresas

Las micro y pequeñas empresas deben merecer especial atención porque son las que dan la mayor parte del empleo urbano, y porque pueden ser las más afectadas por el encarecimiento del crédito y la pérdida de mercados externos e internos.


A. Compras estatales. El gobierno ha anunciado un programa de compras estatales, el mismo que debe incluir productos como uniformes, calzado escolar, mobiliario escolar y otros. Esto es positivo y debe hacerse en el corto plazo, pero es indispensable que al respecto se suspenda el TLC con EEUU que establece que en programas de esta magnitud las empresas norteamericanas pueden competir como si fueran peruanas.


B. Defensa del mercado interno. La invasión de textiles y calzado de China e India a precios de dumping debe ser frenada de inmediato. No debe esperarse a complejos estudios de precios, como ha planteado el gobierno; el daño a la industria nacional es evidente y justifica medidas temporales de salvaguarda mientras se realizan los estudios.


C. Créditos. El paquete del gobierno solo contempla créditos para mypes exportadoras, cuando es evidente que se necesita también apoyo a las mypes orientadas al mercado interno.


D. Incrementar el financiamiento para la formación y capacitación, innovación tecnológica, asociatividad, promoción comercial y mejoramiento de estándares.


2. Protección social y políticas sociales


Un programa de protección social es indispensable ante la crisis: hay que evitar los mayores daños a las familias y niños vulnerables. Además del programa de empleo temporal planteado anteriormente, algunas medidas básicas son las siguientes:


A. El Seguro Integral de Salud debe ser ampliado para que en camino hacia el aseguramiento universal cubra en un corto plazo al menos el 65% de la carga de enfermedad de las familias peruanas, incluyendo los problemas de los más vulnerables como adultos mayores y personas con discapacidad junto a mujeres y niños. El programa actual del gobierno, de llegar el 2009 solo a 3 departamentos cubriendo el 45% de las enfermedades, es muy insuficiente. Essalud debe ampliar rápidamente su atención a microempresas y ampliar los meses de cobertura a quienes pierden su empleo.


B. Los programas sociales alimentarios deben reforzarse. Los programas de desayunos y almuerzos escolares deben ser mejorados y universalizados, para promover la asistencia de los niños al colegio. Los programas del vaso de leche y otros para niños menores deben reforzarse y vincularse a los centros de salud para asegurar que los niños tengan sus controles y atención de salud adecuada, y los conocimientos nutricionales de las madres sean mejorados.


C. Un buen anuncio ha sido el programa de Sierra Productiva, que debe iniciarse a la brevedad de manera masiva en todas las provincias andinas, y acompañarse de un programa para aumentar la productividad e ingresos de los pequeños productores rurales de la selva.


D. Es un buen momento para iniciar un programa de pensiones asistenciales para todos los adultos mayores y para ampliar Juntos y mejorarlo, ajustando los incentivos a la promoción de buenas prácticas.


E. El salario mínimo debe elevarse en concordancia con el aumento del costo de vida y de los aumentos de productividad de años anteriores.


Este artículo también lo puede leer en http://aeperu.blogspot.com/

Pendientes de los "espíritus animales" en la Economía

Perú 2009: Keynes y los espíritus animales


Sáb, 06/12/2008
La República

Por Pedro Francke

Economista PUCP

John Maynard Keynes decía que eran los “espíritus animales” de los inversionistas, que reaccionan a veces con euforia y a veces con pesimismo, los causantes de los ciclos económicos y las recesiones. Hoy, que Keynes ha regresado con tanta fuerza, debemos enfrentar otros espíritus animales.

Hasta el momento, el espíritu de Alan García frente a la crisis internacional ha sido como el que simboliza el avestruz: mete la cabeza bajo tierra y cree que ya no hay crisis. Hará grandes discursos, pero se rehúsa a reconocer la realidad e insiste en que se trata de una “crisis de crecimiento”. Es también un avestruz agresivo: como no le gusta la realidad, amenaza a los mensajeros que traen las malas noticias con expulsarlos en una balsa.

García ha insistido en que la mejor respuesta ante la crisis es cerrar los ojos y gritar fuerte que tenemos fe, como quien sigue a un carismático orador evangelista (él), y así atraeremos capitales, seremos felices y comeremos perdices.

Pero lo cierto es que los pronósticos son cada vez peores. No cabe duda que esta crisis es una de las más graves en un siglo. La recesión ya está oficialmente declarada en Estados Unidos, Europa y Japón, y cientos de miles pierden su empleo. El crecimiento de EEUU para el próximo año se estima en -1%. Rescatar al Citibank costó 45 mil millones de dólares más el respaldo a créditos dudosos por otros 200 mil millones. Ford, GM y Chrysler no sobreviven sin otros 34 mil millones.

En el Perú ya los bancos y consultoras empresariales, siempre optimistas, han bajado sus pronósticos de crecimiento para el 2009 en 3 puntos porcentuales, y dicen que puede ser peor. No se puede seguir como el avestruz. Parece que García ya se dio cuenta y prepara un discurso con medidas anticrisis.

Por su parte, el ministro Valdivieso conoce el riesgo de la crisis; lo dijo públicamente antes de la agudización de la crisis internacional en setiembre pasado. No es como el avestruz. Pero como ex funcionario del FMI, se comporta como lo ha hecho por décadas y aplica la misma receta de siempre del FMI: recorte del gasto público. Pero cuando la economía entra en recesión, reducir el gasto público disminuye aún más la demanda, agravando la crisis.

KEYNES DE REGRESO…

En ese contexto, ha ganado un amplio consenso la necesidad de aplicar una política keynesiana de estímulo a la demanda. Todos recordamos que hablar de políticas keynesianas, que implican una masiva intervención estatal en la economía para atenuar los ciclos del capitalismo, era hasta hace unos años una mala palabra para nuestros neoliberales criollos. Después de todo, su ideología es de “libre mercado”, e insistían en que nada que hiciera el estado en la economía puede ser bueno.

Felizmente, han aprendido. Entre la recesión provocada por la inacción del BCR en la crisis de 1999, la terca insistencia de algunos profesores keynesianos en sus clases universitarias y lo que hoy hacen Estados Unidos, Europa y China ante la crisis, han cambiado de opinión. La Confiep, Jaime de Althaus, Aldo Mariátegui y Gonzalo Prialé hoy claman por una rápida y masiva intervención del Estado para reorientar una economía que, si la dejamos al “libre mercado”, se va en picada. Qué agradable sorpresa.

Pero hay dos problemas críticos que estos nuevos “keynesianos de derecha” no llegan a comprender. Ellos correctamente insisten en una política keynesiana de estímulo a la demanda, pero quieren profundizar el camino que hemos seguido estos años, el de un neoliberalismo con altos privilegios a las grandes empresas y apertura externa con los TLC.

En otras palabras, pregonan el libre mercado excepto en tiempos de crisis, cuando lo que proponen es ayudar a los bancos y darles más fondos a las grandes empresas para “estimular su inversión”. Su propuesta es, entonces, que el Estado financie una serie de grandes inversiones de infraestructura, pero bajo un esquema en el que estas inversiones se dan en concesión a las empresas privadas pero con subsidio del Estado.

La idea de una combinación público-privada en infraestructura no es mala per se, pero como de costumbre las grandes empresas en este sector quieren ganar a río revuelto: altas ganancias para la empresa privada, mientras el Estado subsidia fuerte y asume los riesgos. Además, esas inversiones son lentas cuando lo que se necesita es una respuesta rápida, y políticas para atraer capitales cuando estos se están concentrando en los países desarrollados son poco efectivas.

…PERO CON GASTO SOCIAL Y EQUILIBRIO EXTERNO

Por el contrario, pensamos que en una época de crisis debe ponerse énfasis en el gasto público directo y con contenido social. Este puede incluir construcción de infraestructura, pero directamente financiada por el Estado, resguardando el interés público y privilegiando aquella que es intensiva en empleo, como las pequeñas obras comunales, el agua potable y el mantenimiento de colegios, centros de salud y caminos rurales.

Otro componente importante de un gasto público en épocas de crisis deben ser los gastos en sectores sociales. En los países desarrollados estos se centran en el seguro de desempleo, pero por estas latitudes pueden implicar programas de empleo temporal, más gasto en educación y salud, refuerzo de esquemas pensionarios o ampliación de programas nutricionales. La política keynesiana con la que Franklin Roosevelt enfrentó la recesión de los años 30 y estableció el llamado “New Deal” tuvo muy fuerte este contenido social.

El segundo problema crítico que se olvidan de considerar en esta crisis muchos neoliberales convertidos al keynesianismo, es el problema externo. Nuestras importaciones se han duplicado en los dos años de gobierno aprista, impulsadas por la rebaja de aranceles –un TLC adelantado– y el retraso cambiario. La caída de precios de nuestras materias primas – el cobre ha pasado de 3,50 dólares la libra a menos de 1,50 – y la menor demanda de nuestras exportaciones no tradicionales como los textiles, hacen insostenible importar 2,500 millones de dólares mensuales.

Hemos perdido en tres meses US$ 5,000 millones de reservas internacionales, y con ese desequilibrio externo, no aguantamos un año. ¿Es que ya olvidamos el desastre que fue la economía en el primer gobierno de Alan García, cuando las RIN se agotaron y la devaluación e inflación se dispararon?

Restablecer aranceles, defendernos del dumping y las importaciones subsidiadas, reducir las importaciones de bienes de lujo, promover nuestras exportaciones no tradicionales más agresivamente y devaluar con cautela, son medidas indispensables que no deben demorar en tomarse. De lo contrario, las medidas anticrisis de hoy pueden significar simplemente patear los problemas a un futuro no muy lejano, donde estos llegarán acrecentados.

Este artículo lo puede leer también en: http://aeperu.blogspot.com/