miércoles, 17 de febrero de 2010

La gente nos pide pronósticos

ENTREVISTA. CÉSAR BEDÓN ROCHA

El Comercio
El nuevo decano del Colegio de Economistas de Lima señala que hay profesionales en este campo que se pegan a las cifras oficiales

Por: Manuel Marticorena Solís

Sábado 9 de Enero del 2010

Hace un mes se realizaron las elecciones en el Colegio de Economistas de Lima y los 1.500 pocos profesionales que se encuentran hábiles para votar eligieron a César Bedón su nuevo decano. Egresado de la Universidad San Marcos y con varios años de experiencia en el sector público y en el privado, Bedón cree que es necesario fortalecer este gremio para participar con mayor énfasis en el debate económico nacional, reconoce que se trata de un colegio postrado que debe motivar el interés de sus propios profesionales.

El año pasado casi la totalidad de los economistas falló en sus pronósticos de crecimiento del país. ¿Qué ha pasado?

Un viejo profesor siempre me decía que los economistas hacemos pronósticos, no profecías. En principio han fallado varias cosas, pero esto es porque en principio alguien tiene que hacer los pronósticos y ese alguien, desgraciada o afortunadamente, tiene que ser el economista.

Pero a inicios de año pronosticaban hasta 5% de crecimiento y al final del 2009 no se llegó a más de 0,5%. ¿No le parece que la falla en el cálculo resulta hasta escandalosa?

El año pasado la inversión privada en el Perú se ha retraído considerablemente. A inicios de año se pensaba que iba a ser de entre 15% y 20% pero, sin embargo, esta se frenó muy fuerte. Creo que los inversionistas privados han pecado de precaución. El impacto de la crisis económica internacional fue demasiado valorado en el Perú.

¿Acaso no existen herramientas que pudieran advertir que la inversión privada se iba a desacelerar tanto?

Sí las hay, pero hay que decir que hubo economistas como Waldo Mendoza que, a comienzos del 2009, dijeron que el Perú no iba a crecer, pese a que las autoridades señalaban que iba a haber un crecimiento del 5%. Lo que pasa es que a veces no hay tribuna para explicar este tipo de temas.

En la medida que hagan pronósticos errados, como lo hicieron el año pasado, los pocos espacios que tienen se les podrían cerrar.

Estamos obligados y condenados a hacer pronósticos. La gente nos pide pronósticos. La economía no es una ciencia exacta, no es ingeniería, depende mucho de la conducta humana, no puede medirse en un laboratorio. Hay una forma de escapar a las fallas de los pronósticos y es haciendo escenarios, donde se establecen determinados factores bajo los cuales estos deben cumplirse. La obligación de los economistas es tener diversos escenarios. Yo nunca trabajo sin tener un escenario optimista y pesimista y tengo que tener herramientas para ambos.

¿No le parece que los economistas peruanos en los últimos años han sido muy optimistas?

Hay de todo. Diría que los que llegan más a los medios son generalmente muy pegados a los pronósticos oficiales ayudándose en evaluaciones como el Programa Macroeconómico Multianual, preparado por el Ministerio de Economía y Finanzas y que recibe el visto bueno del Banco Central de Reserva (BCR). Es más fácil pegarme a una cifra oficial porque supongo que detrás de ella hay un equipo que está trabajando.

Eso quiere decir que los economistas independientes no están haciendo su trabajo, porque usualmente se les pide un análisis alternativo e imparcial.

No es sencillo construir pronósticos. Hacerlo requiere de toda una organización y formar equipos. Cuando no hay eso algunas personas suelen aplicar lo que en la universidad llamábamos la ley de Tinkerman: “Me tinka que vamos a crecer 5%, 4% o 3%”.

¿Acaso no hay universidades o instituciones que puedan hacer algo más elaborado?

Si las hay, por ejemplo, en el Instituto Peruano de Economía han hecho un estudio sobre el déficit de infraestructura en el Perú.

¿Cree que se reconoce la labor del economista en el Perú?

Los economistas tenemos leyes que exigen que el tema económico sea hecho por un economista, pero eso no se cumple ni se hace cumplir.

Pero el análisis económico no tiene por qué ser exclusivo de los economistas…

Es cierto, al igual que cualquier persona que tenga un negocio particular puede llevar su propia contabilidad, se puede autorrecetar, o incluso puede contratar a un maestro de obras para construir su casa. Hay muchos profesionales como los ingenieros, industriales y administradores que pueden hacer labor económica, pero lo que los diferencia con nosotros los economistas es que el Estado nos ha dado la autorización para certificar los análisis económicos, al igual que lo ha hecho con los contadores y los libros contables o con los médicos y las recetas. La ley dice que si estás en el sector público y tienes que distribuir un presupuesto, entonces, por ejemplo, necesitas la firma de un economista titulado y colegiado para certificar que las cosas se han hecho bien. Pero esto no se cumple.

¿Cuántos economistas colegiados existen?

En Lima tenemos 7.200 economistas colegiados, pensamos que debe haber tres veces esa cantidad sin colegiarse. Por supuesto que no todos ejercen la labor económica y otros cientos se dedican a otras actividades. También habría que decir que solo 1.500 de la totalidad de colegiados se encuentran hábiles de ejercer la profesión porque están al día con sus cuotas.

La imagen que tiene esta organización, como otros colegios profesionales, es que está muy relegada.

Es que esto es como un círculo vicioso. Como se cree que no se necesita el título ni la colegiatura para trabajar en el Estado, entonces dicen: “Para qué me colegio”. Según la ley, la pena por ejercer labores económicas y no estar colegiado ni titulado va de 4 a 8 años de pena privativa de la libertad. A nosotros nos toca empezar a hacer que esta ley se empiece a respetar.

“Muchos no tienen el aval del Estado para ejercer”

Usted se queja de que muchos funcionarios del Estado no están colegiados y, según la ley, deberían hacerlo. ¿La ministra de Economía y Finanzas, Mercedes Aráoz, está colegiada?

Sí lo está. Pero no está al día con sus cuotas y en teoría no está hábil para ejercer. Sin embargo, es una de los pocos ministros colegiados. El último fue Javier Silva Ruete, quien ejerció el cargo en el 2002.

¿El presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Julio Velarde, está al día con sus cuotas?

Que nosotros sepamos no es economista, no tiene título. Puede ser doctor o bachiller. La mayor parte de funcionarios del BCR tiene maestría y bachillerato, pero no tienen título ni colegiatura. Lo menos que se les debería exigir, si están manejando las cifras oficiales de la nación, es que sean economistas colegiados.

Hace algunos meses el colegio realizó un encuentro que contó con la presencia del ex presidente Toledo. ¿Cuál es su situación para su institución?

Sí está pagando sus cuotas. Él inauguró el Congreso Nacional de Economistas en la Cámara de Comercio. A propósito, este gremio premia al economista del año y nosotros le hemos pedido que se fije en que la persona a quien vaya a premiar sea verdaderamente un economista. Ya van dos años que va premiando al ex ministro Luis Carranza, quien, igual que en otros casos, no cuenta con título y tampoco se ha colegiado.

¿No le parece muy extremo quitarles la condición de economistas a aquellos que no tienen título y no se colegian?

Según la ley de los economistas, el Estado da el aval a aquellos que cumplen estos requisitos, yo no he inventado estos términos, lo que a mí me toca es intentar hacerlos cumplir. No niego que haya mucha gente preparada para ejercer la labor económica y estos pueden ser desde periodistas hasta sociólogos, pero no tienen el aval del Estado.

LA FICHA
Nombre: César Bedón.
Profesión: Economista egresado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
Edad: 59 años.
Estado civil: Casado, tres hijos.
Cargo: Decano del Colegio de Economistas de Lima.
Estudios: Maestría en Administración en la UNMSM.
Experiencia: Se desempeñó 26 años en Petro-Perú. Su último cargo fue como gerente de ventas de la empresa estatal. Fue presidente ejecutivo de Electro Ucayali, asimismo se desempeñó como director general de Salud Ambiental de la Digemid y fue subgerente de ventas y márketing de Serpost. Actualmente es director gerente de la Asociación Gas LP, que agrupa a las envasadoras de GLP.

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