Fuente La República
04 de diciembre de 2011
Juan Luis Cebrián. Director fundador del diario El Pais de España, y presidente del Grupo Prisa.
Entrevista de Rosa María Palacios
Juan Luis Cebrián llegó a Lima a compartir las celebraciones por los 30 años de fundación del diario La República. Conferencia Magistral el lunes, lanzamiento y celebración el martes, citas, entrevistas, encuentros y pocos minutos de descanso. El hombre se multiplicó con una sonrisa en una agenda que parecía preparada por el enemigo dispuesto a darle una paliza. Partió el miércoles pero logré robarle unos minutos. Los suficientes para hablar de sus preocupaciones más comunes en estos días: la crisis, el desempleo, Europa y sus retos, la democracia y por supuesto, de su gran amor: las salas de redacción de los periódicos que ya no dirige. Desde un salón en el piso 29, con una vista espectacular de Lima, retomamos los temas que había propuesto a su audiencia el día anterior y como era inevitable la crisis económica en Europa fue nuestra primera parada.
MÁS EUROPA PARA EUROPA
Al escucharlo parecería que en Europa se ha abierto la caja de Pandora, y todos los males, han salido. Sin embargo en el fondo de esa caja de Pandora estaba la esperanza. Si la esperanza es, como nos dijo, “a grandes males grandes remedios”, ¿cuáles son esos remedios?
El remedio existe, digamos, el mal está diagnosticado. Para Europa, fundamentalmente, el remedio es más Europa. El problema es que en todas estas crisis hay una pulsión de temor que aumenta el nacionalismo, el proteccionismo, y a veces degenera las crisis en guerra. En cualquier caso las tensiones geopolíticas aumentan. Entonces, el remedio es, primero, que la unión monetaria europea necesita una unión política, de hecho el euro se hizo como un proyecto de unión política. Pero bueno, ¿qué unión política precisa ahora?, por lo menos una coordinación de las políticas fiscales y económicas de la Zona Euro, lo que equivale a que los presupuestos nacionales tienen que ser acordados por la Comisión Europea y por las instituciones supranacionales y hay una pérdida de soberanía de los Estados, y esa es la más pequeña de las soluciones que podemos encontrar, no puede haber una política monetaria común, sin una política fiscal común.
El Perú aprendió sus lecciones económicas con dureza. Desde el mundo desarrollado nos lo dijeron claro. Solo se sale de esto subiendo la presión tributaria; ser austero pero eficaz en el gasto público, limitar el endeudamiento. Siendo los nuestros países pobres y con más necesidades sociales, se logró, pero tuvimos que ir al abismo con Alan García para aprenderlo. Para Europa, ¿es necesario llegar al fondo del abismo para curar la enfermedad? ¿Llegar más abajo de lo que se está?
El problema es un problema político. A los políticos no les gusta dar malas noticias porque tienen que presentarse a las elecciones y entre elecciones locales, regionales, etc., y en 17 países que forman la Zona Euro, hay elecciones casi todos los meses, y por lo tanto siempre hay un político que no le gusta decir lo que tiene que decir. La receta: primero, necesitamos austeridad fiscal, pero no solo austeridad, sin crecimiento no habrá manera de salir del agujero; lo segundo es que los europeos hemos vivido por encima de nuestras posibilidades con jornadas de trabajo de 36 a 38 horas a la semana, con protección social absoluta, con educación completamente gratis, negándose los nacionales a buscar trabajos determinados que eran hechos por los inmigrantes, y este Estado de bienestar europeo que es preciso proteger, hay que financiarlo para protegerlo. Y se necesita un esfuerzo. Yo no he escuchado a ningún político decir que una manera de salir de la crisis es trabajar más.
Ya no hay un Churchill que ofrezca como programa “sangre, sudor y lágrimas”.
No, claro, pero estamos en una situación, algo parecida, no sé si sangre, pero sudor y lágrimas desde luego que habría que ofrecer. ¡Hemos visto en Francia una huelga general porque se aumentó la edad de jubilación de los 60 a los 62 años!
Claro, para los peruanos es a los 65.
–Para los peruanos y para cualquiera. Entonces, hace falta más solidaridad entre los países europeos, y hace falta potenciar la Europa unida. Una Europa desunida es el fracaso del euro. El fracaso del euro sería el fracaso del proyecto europeo, y eso empobrecería y dificultaría más la salida de las naciones al sur de Europa.
Xenofobia, proteccionismo, racismo, nacionalismo, son palabras que utilizó ayer, ¿están de vuelta en Europa, ya están ganando el partido?
Están de vuelta con toda seguridad. No están ganando el partido pero están de vuelta. Qué ha sucedido en España, en los últimos años. Han entrado cerca de cinco millones de inmigrantes. Muchos de ellos del norte de África y de América Latina, fundamentalmente. Y los inmigrantes llegaron porque había trabajo en España, y paradójicamente, en barrios obreros, en la periferia de Madrid, los partidos de izquierda empezaron a perder presencia porque los ciudadanos se sentían ofendidos porque iban al servicio médico o a la escuela, y veían que los hijos de los inmigrantes o los inmigrantes mismos, estaban en las colas y se les hacía esperar más, se degradaba la calidad del servicio. Hay un fracaso político, no hay un imaginario de la unión europea que movilice, y sin embargo, por otra parte hay otra realidad, no hay fronteras, hay moneda única, cualquiera que llegue de América a Europa puede transitar por ella.
El desempleo de jóvenes profesionales lo advertía usted en sus publicaciones hace muchos años. Hoy es un problema gravísimo. ¿Por qué se esperó tanto si era evidente?
Es un fracaso político. En el 2003 y 2004 estábamos en una burbuja inmobiliaria que todo el mundo decía que no podía durar. Y como digo, los gobiernos, y los políticos en general en Europa necesitan estar prometiendo constantemente mejoras para así ganar las elecciones. Tiene mucho que ver en Europa con las inmensas burbujas que se han creado. Ha habido un capitalismo completamente desbocado, y diría, descerebrado.
DEMOCRACIA EN CRISIS
¿Se debe reinventar la democracia?
El Estado nació, tal y como lo conocemos, como un invento muy reciente. Tiene doscientos años. La democracia tiene doscientos años de invento. Hemos sido formados en la idea, sobre todo aquellos países que hemos padecido dictaduras, que era un invento maravilloso. Y era un invento maravilloso pero hay que saber actualizarlo porque de hecho hay muchas cosas que no funcionan. Por ejemplo, las elecciones de la clase política. Es curioso pero una de las razones por las que la clase política en España es tan mediocre, es por la ley de incompatibilidad. Todos los que son diputados y los que son funcionarios, tienen garantizado su sueldo, o funcionarios de los partidos políticos, pero no hay gente de la vida real, no hay artistas, no hay comerciantes, no hay empresarios.
Yo lo escuché quejarse. Dijo “que la clase política española cada día está peor”. Y yo me decía, mejor no hacemos un concurso (risas). Pero verdaderamente tener una democracia representativa suena muy bonito, ¿es que todavía no ha ocurrido un invento superior?
Hay gente a la que se le ha ocurrido un invento superior. Ha habido procesos interesantes, por ejemplo, el presupuesto participativo en el Brasil. El proceso que se inventó en la alcaldía de Porto Alegre.
Nosotros también lo tenemos acá. No en todos los distritos, pero sí en muchos.
Son procesos que, por ejemplo, yo sugerí al candidato socialista que lo pusiera en marcha. Y en California también funciona.
Lo escuche decir hoy en una entrevista radial que estamos en una época de oro en la democracia. Y me sorprendí.
¡No me acuerdo exactamente de lo que dije!
Dijo que lo que tenemos es más participación, más transparencia, más información.
Ah no, pero eso era por Internet. Lo que quería decir es que hay muchas protestas por Internet, porque se insulta mucho, se calumnia mucho, se esconde en el anonimato. Y lo que quería decir es que de todas maneras Internet supone una época de oro para la democracia, porque lo que genera Internet es más participación y más igualdad, en principio. Hay muchos defectos, muchas distorsiones, pero, en realidad, la capacidad de acceso de los ciudadanos al conocimiento, y la capacidad de los ciudadanos para expresarse libremente, ha aumentado exponencialmente con Internet. Y eso es más democrático.
Podemos estar en una época de oro de la democracia. No de la democracia tal y como la hemos conocido, no de la democracia representativa tal y como hasta ahora funciona. Es absolutamente necesario que cambien las leyes electorales, y los sistemas electorales. Yo creo en la democracia representativa, pero tiene que combinarse con algún tipo de democracia directa. Y resulta que estamos anclados en sistemas de gobernanza clásica.
Pero, por ejemplo, en un mundo donde las empresas trabajan 24 horas sobre 24 los siete días a la semana, los Parlamentos de repente hacen vacaciones de tres meses, luego de dos meses, trabajan de martes a viernes…
Mejor no pida que trabajen todos los días que puede ser mucho peor…
¡Ah bueno, eso también es verdad!
AÑORO LA REDACCIÓN
¿Qué añora más, hacer periodismo en dictadura, en transición, en democracia? ¿Qué añora? No le digo qué es mejor o qué es peor.
Voy a cumplir cincuenta años de periodista el año que viene. A mi edad uno añora todo: cualquier tiempo pasado fue mejor. Sin embargo, añoro mi época de redactor jefe. Porque ya cuando uno dirige un periódico, pierde el curso a la redacción. Un director de un periódico es un periodista pero es a la vez muchas cosas.
En Cartas a un Joven Periodista usted dice que el director de un periódico no hace el periódico, porque dedica mucho de su tiempo a escuchar a las penas, a los redactores y las protestas de todo el mundo, ¿esto es verdad?
Esto es verdad, entonces lo que añoro es esa etapa, pero no porque fuera mucho más joven, es mi etapa de redactor jefe, que es una etapa tan anónima, en la que uno no escribe columnas, no es conocido, pero tiene a todo el mundo en sus manos. Es una cosa verdaderamente única. Y eso es lo que yo añoro.
LA CENSURA FRANQUISTA
Esos años le tocaron en dictadura, y dictadura con censura además, ¿cómo hacían periodismo?
Yo empecé a trabajar como becario, como principiante, y como redactor, en los años 1960 y 1962. En ese momento la censura era previa, había que enviar todo antes de su publicación y luego en el año 1966 llegó la Ley Fraga. Esta eliminó la censura previa, ya no tenías que enviar porque hasta ese momento tenías que enviar las pruebas de los artículos, de la publicidad, todo, y te la devolvían tachadas con lápiz rojo. A partir del 1966 hay una censura indirecta, por así decirlo, y posterior, con secuestro de publicaciones, había que depositar las publicaciones en el Ministerio horas antes de distribuirlas. Y en el 68, cuando los incidentes universitarios, se volvió a instalar la censura previa. Una cosa muy interesante fue que vimos que ya no funcionaba. Se enviaban las galeradas, pero ya todo el aparato burocrático se había destruido. Los que censuraban eran militares, tampoco había tantas publicaciones …
Ni tanta televisión…
Y además en España se necesitaba el permiso del gobierno para editar un periódico. Y durante mucho tiempo los directores de periódicos privados, hasta los años 58, 59, los nombraba el gobierno.
Pero ¿no había posibilidad de hacer trampa?
La verdad es que a partir del año 66, que hay ese ablandamiento de la censura con la ley de prensa de Fraga, empieza una gran creatividad. Empieza la gente a escribir entre líneas y hacerle goles a la censura, tanto la prensa, como en el cine, en la televisión, etc. Pero en fin, uno hablaba de lo que podía hablar. También con el tiempo la censura era más laxa en los semanarios que en los diarios, y en los mensuales todavía más laxa.
Se fue abriendo poco a poco.
Se fue abriendo poco a poco, y en un libro podías decir cosas que no podías decir en una revista, y en una revista podías decir cosas que no podías decir en un diario.
En la época de la transición hubo una explosión. Todo el mundo podía decir de todo.
Era un momento en que todos decían de todo. En nuestro libro de estilo había una frase que decía: “Un periodista no debe escribir de lo que no sabe”, pero ya la quitaron.
Leyéndolo veo más críticas a la radio y a la televisión, que a la prensa escrita. ¿Es una deformación profesional?
No, no, a mí me parece todo lo contrario. La radio me parece un invento maravilloso, genera una cercanía con el oyente que no genera ni la televisión. Lo decía Mc Luhan: la radio es un medio caliente y la televisión un medio frío. Y es evidente. La televisión y la radio tienen mucha creatividad personal. Un periodista en la radio hace SU programa, en televisión es un poco más complejo, el propio periodista está más sometido a los reclamos de los productores, de los iluminadores, de los camarógrafos, de los maquilladores, pierde mucha calidez.
Y la radio y la Internet, son los medios más inmediatos…
A mí la radio me encanta. La radio es un medio… y no he hecho mucha radio, he hecho unos programas de radio, como director de noticias, un tiempo, pero en fin, más soy de prensa.
LA PRENSA ESCRITA
Se dice que los verdaderos periodistas son los de prensa escrita, ¿o no? (risas)
No. Lo que pasa es… Vamos a ver. Si uno tiene que escribir algo lo tiene que pensar. Una de las cosas a las que yo me he revelado siempre, y me he peleado inútilmente, porque al final siempre ha prevalecido esa idea, es la de la radio total: sacar los micrófonos a la calle y que todo el mundo diga lo que quiera, cuando quiera y como quiera. Yo soy muy amigo de la radio, pero para los pensadores, sobre todo que sepan concretar lo que quieren decir. Y en eso la prensa escrita sí es superior en el sentido que obliga a una reflexión, y a una elaboración mental superior de lo que se quiere comunicar.
Ahora, yo creo que las audiencias jóvenes lo que van es hacia Internet, y a la interactividad. Una de las cosas buenas que tiene la radio es que puedes hacer otras cosas mientras la escucha: puedes conducir, puedes coser, puedes leer, puedes comer. La televisión también, pero es más compleja. Aunque cada vez hay más gente que hace otras cosas. Pero, en este momento las audiencias van hacia Internet, donde puedes participar, hacerte tus menús, y fragmentas tu actividad. Un adolescente en Internet, a la vez está descargando una película, está chateando con los amigos, está haciendo los deberes de la clase. Todo a la vez y en red.
HOY SE LEE MÁS
Ahora, dicho esto, yo creo que el problema de la lectura es un problema de la escuela. Y yo no creo que la gente esté leyendo necesariamente menos que antes. Hay cosas que lee de manera diferente, también porque, probablemente, aprendió de manera diferente. Hay algunos que critican que no se lee a profundidad, que se salta la lectura, eso también es posible, pero también puede ser posible que los párrafos no sean tan interesantes y por lo tanto uno busque algo más interesante. Yo no estoy seguro de que la lectura como tal desaparezca.
Porque en Internet se lee también.
Se lee muchísimo
Mucho más, probablemente.
Y los nuevos medios van a cambiar el comportamiento de los usuarios. Yo creo que Internet es más importante que la imprenta, en ese sentido, va a cambiar mucho más el comportamiento de los usuarios con el conocimiento. Pero yo creo que la lectura no desaparecerá. El otro día, hablaba de los problemas de la literatura. La literatura aflora durante siglos, hasta que se inventó el alfabeto. Así, la oralidad en la literatura es mucho más importante que la escritura. La literatura viene de lejos. Antes de las letras, existían las palabras, y las historias que la gente escuchaba.
Las historias siempre han existido, gracias Dios. Porque si no hubiera historias que contar, no podríamos estar aquí sentados contando historias. Pero vamos a lo suyo. Cincuenta años de periodista. Ha escrito literatura, ensayo, y ahora está dedicado al lado empresarial.
Pero no solo.
No solo. Y, para algunos periodistas meterse al lado empresarial es como haberse cambiado de lado del escritorio.
No lo creo.
"SOY PERIODISTA"
¿No? ¿Cómo se concilia la pasión del periodista con la necesidad del empresario de obtener una ganancia, una utilidad?
Cuando desembarco en un aeropuerto y me preguntan cuál es mi profesión yo siempre pongo que soy periodista. Y yo soy periodista. Creo que básicamente, el apego al periodismo está en la base de un buen negocio periodístico. Yo he conocido a periodistas que se han ido a la administración de la empresa para garantizar que se siga haciendo periodismo, pero las decisiones son profesionales. Yo la verdad nunca pensé que me iba a dedicar al mundo de la empresa: muchos de mis ejecutivos mañana pueden ser ejecutivos de una farmacéutica o de energía. Y es evidente que no, nadie nunca me hubiese contratado para eso. Pero el mundo de la empresa tiene para un periodista, y para un intelectual, una ventaja muy especial: que es un mundo muy realista. Te obliga a convivir con la realidad, y al mismo tiempo es un mundo muy creativo. Yo creo que el mundo de la empresa es un mundo muy creativo, muchísimo más rico. Un empresario ¿qué es? Es un emprendedor en realidad. Pero hay piratas, ladrones, hay de todo…..
¿Y "muchas clases de putas" como ha escrito?
Y no necesariamente las peores son las más baratas (risas).
Dice que cuando usted va a trabajar dice: “Me voy al periódico”.
Sí. Me voy al periódico.
¿Aunque no haya ninguna redacción?
Pero a veces la busco. Trabajo en un grupo con muchos medios, pero en las últimas elecciones no pude ir ni a la televisión o a la radio. Me fui al periódico. A la sala de redacción. Ahí quería ver los resultados.